En 1874, aparecieron los primeros Pullman en Gran Bretaña. Estos coches de lujo, importados de Estados Unidos, eran algo nunca visto en las vías británicas, y algunos escépticos dudaban de que fueran a adquirir popularidad. Los viajeros del ferrocarril pronto les dieron una respuesta.
Pullman es una palabra nostálgica, evoca una época glamorosa del ferrocarril. Sin embargo, sus orígenes, relativamente simples y prácticos, son poco conocidos. En 1858, George Mortimer Pullman (según algunos informes carpintero constructor de coches, según otros contratista de obras) utilizó un antiguo coche cama americano para llevar a su joven esposa de luna de miel.
La experiencia resultó tan incómoda que concibió la idea de construir un coche cama mucho más confortable por el que se cobraría un suplemento sobre la tarifa normal; el ferrocarril utilizaría los coches y él se embolsaría el suplemento. Así pues, compró unos cuantos coches de segunda mano y los rehabilitó.
Al principio, las compañías ferroviarias dudaban de sus ventajas, pero finalmente sus coches Pullman -en principio sólo coches cama, pero más adelante también salón y restaurante- se adoptaron en muchas líneas de EE UU. En 1872, en una visita a este país, sir James Allport, el progresista director general de Midland Railway (MR), invitó a Pullman a visitar Inglaterra para que conociera a los directivos de MR. El resultado fue un contrato para la importación de coches cama y salón Pullman en piezas, para ser montados en los talleres de Derby de MR y utilizados en sus principales expresos.
Estos grandes vehículos de bogies, con claraboyas en el techo, pronto atrajeron la atención popular, tanto por su mayor confort como por su apariencia americana, tan diferente de los coches ingleses normales del período.
«Literalmente parece que han adivinado hasta tus menores deseos», escribió un viajero del primer tren con un coche salón Pullman que partió de la estación de St. Paneras, en Londres, en junio de 1874. «Nada más subir al tren por un extremo, entras en el coche salón, un lujoso aposento destinado a líneas cortas y trayectos diurnos. Es un espacio rica y elegantemente decorado de más de 15 metros de largo, luminoso, cálido, bien ventilado, y exquisitamente enmoquetado, tapizado y amueblado.»
Golpe culinario
En 1888, el contrato de MR con Pullman expiró y no fue renovado. En cambio, compró algunos coches para utilizarlos en sus recién inaugurados servicios Midland, que incluían confort y atenciones semejantes a las de un hotel. Por aquel entonces, los coches Pullman circulaban también en otras líneas, entre ellas las de Londres, Brighton & South Coast Railway (LBSCR), Londres & South Western Railway (LSWR) y Great Northern Railway (GNR). En 1879, GNR hizo historia cuando un coche restaurante Pullman, el Prince of Wales, realizó el trayecto entre King's Cross y Leeds sirviendo comidas cocinadas en el propio tren.
La compañía British Pullman Car se formó en 1882, con Pullman en persona desempeñando el cargo de presidente hasta su muerte, en 1897. Originariamente era una subsidiaria de la compañía americana, pero en 1907 el magnate Davidson Dalziel (más tarde lord Dalziel) se hizo con el control. Dalziel continuó encargándose de otras dos famosas organizaciones relacionadas con los viajes, Thomas Cook & Son y la Compagnie Internationale des Wagon Lits (Compañía Internacional de Coches Cama), a menudo conocida simplemente como Wagon Lits.
George Pullman siempre insistió en que el confort de sus coches debería estar acompañado por un personal de servicio de alto nivel, y la compañía británica se hizo eco de esta política. Siguiendo el modelo americano, había un revisor responsable de recaudar las tarifas suplementarias y de revisar los billetes. En la medida de lo posible, la compañía británica contrató a "auténticos caballeros" para atender a los viajeros y hacerles el viaje todavía más confortable, pero nunca los llamaron "camareros" por considerar esta palabra demasiado vulgar.
Los detalles se cuidaban al máximo hasta el punto de que cuando el tren se detenía en una estación, era el personal de servicio quien se apeaba primero y limpiaba el asidero o tirador exterior antes de que se bajaran los pasajeros, cosa por otra parte muy útil en los tiempos del vapor. No sorprende el hecho de que algunos empleados encontraran las normas de la compañía demasiado estrictas, y pronto la abandonaran en busca de otro trabajo con menos exigencias. Se decía, sin embargo, que todo aquel que permanecía durante dos años en ella jamás quería dejarla: se había "pullmanizado".
El tipo de relación contractual de Pullman con los ferrocarriles era muy sencillo: la compañía suministraba los coches y el personal se encargaba también del servicio de restaurante y cobraba a los pasajeros un suplemento. También se ocupaba del mantenimiento de la carrocería y de los accesorios del interior en sus propios talleres. El ferrocarril se quedaba con las tarifas normales y mantenía los bastidores y el material rodante.
La valoración de los coches Pullman por parte de los usuarios del ferrocarril, y personas relacionadas con este mundillo, sufrió altibajos. El historiador E. S. Williams escribió en 1883: «Hasta qué punto el coche Pullman es el preferido de Inglaterra es una cuestión que plantea ciertas dudas. Los propios americanos, cuando vienen a este país, se muestran muy satisfechos con la incomparable rapidez de los ferrocarriles ingleses y con el confort de los coches estándar de primera clase».
Algunas compañías parecían compartir las reservas de Williams, sobre todo, Great Western Railway (GWR). GWR no introdujo hasta 1929 su primer coche Pullman en la ruta Paddington-Torquay-Paignton, pero aun así tuvo que retirarlo antes de un año ante las constantes dificultades planteadas por el personal de la empresa.
El proveedor más inverosímil de servicios Pullman fue el Metropolitan Railway, muy alarmado por las preferencias que los pasajeros de la línea Metropolitan & Great Central Joint mostraban por los coches, mucho más confortables, de Great Central Railway. En consecuencia, contrató dos coches Pullman, llamados Mayflower y Culatea (en honor a dos yates que compitieron en la regata Copa América), que circularon desde junio de 1910 hasta octubre de 1939 en los trenes metropolitanos de la línea Aylesbury, desde Moorgate, Liverpool Street y Aldgate. Ofrecían una escena totalmente incongruente en la hora punta de la Inner Circle: té y tostadas bajo lámparas con pantallas rosadas.
Unión con el sur
Las relaciones más duraderas de la compañía Pullman fueron las que mantuvo con las líneas que se agruparon en Southern Railway después de 1923, sobre todo la línea de Londres a Brighton. LBSCR comenzó a operar con coches Pullman poco después de que éstos aparecieran en la Midland, estableciendo un servicio que iba a durar casi un siglo.
En 1881, LBSCR inauguró su Pullman Limited Express que contaba con cuatro coches: Maud, Louise, Victoria y Beatrice. «Cuando se sube al tren», decía entusiasmado un pasajero, «se entra en una mansión sobre ruedas. Puedes vagabundear por el salón, el recibidor, el restaurante o el cuarto de fumadores. Las damas también disponen de un tocador. Los ayudantes están a tu servicio en cuanto tocas un timbre eléctrico, pero nunca necesitas reclamar para que te enciendan la luz o te den fuego».
«La temperatura se mantiene a un nivel agradable y uniforme gracias a la calefacción por agua caliente, y el alumbrado se enciende antes de que haya que pedirlo. Tan pronto entras en un túnel la brillante, pero suave y uniforme, luz de la lámpara eléctrica Edison se expande por todos los compartimientos.»
El servicio llegó a ser tan popular que en 1908 se decidió incorporar un nuevo tren de siete coches, que circularía siete días a la semana todos los días del año. Se lo llamó el Southern Belle y se convertiría en el tren más celebrado de Gran Bretaña.
Elogios para una beldad
«La mano del decorador», escribía un extasiado periodista, «ha sido pródiga con esta obra, y su belleza es del todo seguro que va a perdurar. Hay maderas preciosas, exquisitas incrustaciones, y tapicerías delicadas; pero además todo tiene utilidad, no se trata de mera ostentación. Es un tren Pullman embellecido, y el pasajero que se pasee a lo largo de sus siete coches con sus correspondientes vestíbulos encontrará algo nuevo y delicioso en cada uno de ellos».
El Southern Belle continuó circulando hasta 1933, fecha en la que fue reemplazado por el eléctrico Brighton Belle. El anuncio, unos 40 años más tarde, de que el Brighton Bello iba a ser retirado levantó las protestas de un público disconforme, liderado por un distinguido residente de Brighton y usuario del tren: el actor Laurence Olivier. Pero BR no cambió de opinión y el Brighton realizó su último recorrido el 30 de abril de 1972.
Servicios tren-barco
LSWR, otro de los integrantes de Southern, también apostó por los Pullman, especialmente para sus trenes oceánicos con destino a Southampton, en cuya línea dio entrada en 1931 a un Bournemouth Belle. Por parte de South Eastern, los Pullman circulaban en los trenes que iban a Dover y Folkestone para cruzar el Canal, y años más tarde el Thunet Bello se utilizó para dar servicio a los centros costeros de Kent.
El Golden Arrow, con un Pullman homólogo en el lado francés para el trayecto de Calais a París, era quizás el que tenía más glamour de todos. Los Pullman franceses pertenecían a Wagon Lits, compañía que los explotaba directamente.
Las lazos comerciales con Southern fueron sellados con el emplazamiento de una oficina en la estación Victoria, y unos talleres de mantenimiento en el viejo taller de pintura que LBSCR tenía en Presten Park, justo a las afueras de Brighton.
Durante la Segunda Guerra Mundial, casi todos los coches Pullman fueron retirados y guardados "entre naftalina", aunque Joan -perteneciente al lote construido en 1928 completamente de acero- era utilizado por los soberanos ingleses, así como por el primer ministro Winston Churchill. Después de la guerra, London & North Eastern y Southem reintrodujeron los servicios Pullman con considerable entusiasmo.
La absorción de British Transport
La nacionalización de 1948 no tuvo efectos inmediatos sobre Pullman. Sin embargo, en 1954, la British Transport Commission (BTC) se hizo con la mayoría de la Pullman Car Company, y en 1963 decidió absorberla e incluirla en su propia organización de coches-restaurante, controlada por British Transport Hotels. Se dieron cuenta: estaba claro que la imagen de Pullman tenía verdadero valor comercial, y durante algún tiempo el personal de los coches-restaurante de BR continuó ofreciendo, de manera simbólica, este servicio en dos trenes de las rutas de Manchester y Liverpool.
Habría sido poco económico, sin embargo, continuar con estos servicios; todo lo que queda de la tradición Pullman en BR se limita a ciertos trenes con pocas paradas, señalados simplemente con una "P" en los horarios de BR. El viajero de primera clase será agasajado con un menú superior (y más caro) y podrá contemplar algún que otro jarrón (de plástico) con flores sobre las mesas. A George Mortimer Pullman no le habría impresionado.
En el Highland Railway
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. 1997 - Madrid (España)
No hay comentarios:
Publicar un comentario