Historia de los ferrocarriles de Argentina y otros países. Sitio sin fines de lucro.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Los Ferrocarriles en Tiempos de Guerra (II)

El tren blindado 

Vestido con una armadura plateada y cargado de armas, el tren semejaba una gigantesca máquina de combate. Pero las apariencias engañaban, y aunque este nuevo monstruo militar desempeñó un papel muy importante en los campos de batalla, desde América a África, también es cierto que demostró ser muy vulnerable.
El arte de la victoria, según un general de la guerra civil americana, consistía en "llegar lo más rápi­damente posible con el máximo de efectivos"; según dicha sentencia, ésta fue la primera función válida de los trenes blindados. En una época de carreteras defi­cientes y con caballos como tracción única, esta arma ferroviaria era la manera más rápida de colocar la pesada maquinaria de guerra. Los Confederados fue­ron los primeros en utilizar este método; en 1862, en la batalla de Savage Station, montaron un cañón de 32 libras en una batea (vagón descubierto con los bordes muy bajos), lo encajaron en una plancha de hierro y lo enviaron al campo de batalla.
El tren blindado del dictador italiano Benito Mussolini, con las armas antiaéreas en posición de ataque, permanece estacionado en una estación que ha sido totalmente bombardeada. Durante la II Guerra Mundial los trenes blindados, aunque aún se utilizaban debido al rápido despliegue armamentístico que ofrecían, empezaron a perder posición frente al nuevo recurso militar que suponían los ataques aéreos por sorpresa.
Los Federales imitaron la idea pero, en vez de armas aisladas, colocaron toda una batería de ellas. Antes de finalizar la guerra, manipularon lo que se considera el primer tren blindado, que utilizaron para el reconocimiento y defensa del ferrocarril Baltimore & Ohio. No se trataba simplemente de armas monta­das sobre rieles; consistía en seis vehículos con su propia locomotora, permanentemente acoplada, y provisiones para la infantería y la artillería.
Pero el tren tuvo una muerte prematura al ser alcanzado en la caldera de la locomotora por un obús de los Confederados. Posteriormente se hicie­ron grandes esfuerzos para conseguir darle a la loco­motora un blindaje potente, pero éste estaba limita­do por el peso que pudiera soportar la vía. A veces, tenían que disponer de una locomotora bastante pequeña para poder utilizar el pesado blindaje.
Sin embargo, los trenes blindados eran siem­pre vulnerables, pues no sólo podían quedar inmovilizados por un disparo desafortunado, sino también por cualquier soldado enemigo, ágil y decidido, que inutilizara la vía por delante y por detrás del tren.
Esto significaba que el tren blindado no se podía utilizar generalmente en pleno ataque, por quedar inutilizado con facilidad, pero desempeñaba un papel importante en la defensa, como un refuerzo rápido para los sectores del frente más amenazados.
Durante el caos de la guerra civil rusa, un ejército nacional checo formado en Rusia para luchar contra los austríacos, capturó gran parte del ferrocarril transiberiano y utilizó trenes blindados para escoltarlo. En la foto, los ametralladores checos toman posiciones debidamente camuflados.
Desgraciadamente, los militares ingleses no tenían en cuenta estas consideraciones. En 1899, al inicio de la guerra de los Boers, los ingleses realizaron una campaña en la que tenían que salvar grandes distancias, haciendo un gran uso del transporte ferroviario. Sin embargo, dando muestras de no haber extraído ninguna experiencia de guerras anteriores, consideraban los trenes blindados una suerte de caballería y los enviaban a hacer incursiones ofensivas. De este modo, aunque por previsión se habían construido 10 trenes blindados antes de que las hostilidades comenzaran, uno de ellos fue destruido ya el primer día de guerra.
Ni siquiera la pérdida de este tren hizo cambiar la táctica inglesa. En los meses posteriores varios trenes resultaron dañados, mientras que otro fue capturado por los Boers. Entre los que viajaban en ese tren, estaba un joven corresponsal de guerra llamado Winston Churchill.
En su libro, de Londres a Ladysmith vía Pretoria, Churchill describía el tren como un conjunto de máquina y ténder (situado, como es habitual en el centro, el sitio más seguro en un tren ideado para circular en cualquier dirección); delante del ténder iba un coche blindado, con salidas laterales y conteniendo un pelotón de infantería. A la cabeza del tren iba un coche que transportaba un cañón naval; tras la máquina, dos vehículos de infantería, que alojaban también una dotación de retén y, finalmente, un vehículo que transportaba material de repuesto y herramientas.
Mientras el tren rodeaba una gran curva, cayó en una emboscada de los Boers que tenían como base la cima de una colina cercana. "La larga y oscura serpiente traqueteaba con los rifles emergiendo de sus costados", escribió Churchill, "y avanzaba lentamente cerca de los cerros desde los que se podían ver claramente las dispersas siluetas negras del enemigo. De repente, aparecieron en la cima tres objetos rodantes, y en un segundo se produjo un gran destello.... Los Boers habían abierto fuego sobre nosotros... El tren saltó hacia delante, soportó la embestida de las armas, que ahora llenaban el aire de explosiones; viró en la curva de la colina, bajó una cuesta pronunciada y se estrelló contra una enorme piedra que estaba aguardándole en el sitio adecuado."
Aunque los vehículos que iban delante de la locomotora estaban destrozados, la máquina y los coches que iban tras ella estaban aún intactos. Unos cuantos voluntarios dejaron la línea libre de escombros bajo la dirección de Churchill, y el maquinista, que tenía a su lado, en la cabina, al enérgico y joven periodista, puso la máquina a todo vapor y dio marcha atrás.
Tan sólo habían hecho un pequeño recorrido cuando se dieron cuenta que habían dejado atrás los coches que no estaban dañados y que, por una u otra razón, se habían soltado durante la colisión. Churchill y el maquinista volvieron con la esperanza de rescatar a los compañeros desamparados, pero sólo consiguieron caer en manos del enemigo. Churchill se convirtió más tarde en héroe nacional al conseguir escapar de un campo de prisioneros de los Boers.
En febrero de 1941, los miembros de una unidad polaca con base en Inglaterra, conducen un tren blindado en North Berwick. La posibilidad de crear un tren blindado, fue planteada por vez primera en 1859, por el ingeniero ferroviario inglés William Bridges Adams. Aunque fueron los norteamericanos, sorprendidos por el torbellino de una guerra civil, quienes llevaron la idea a la práctica.
Nuevas tácticas
Finalmente, los altos cargos militares ingleses en Sudáfrica adoptaron unas tácticas más razonables. Los trenes blindados iban a ser utilizados principalmente para patrullar y escoltar, y su papel ofensivo se restringiría a cortar la retirada de las tropas, siempre que estuvieran a salvo para hacerlo.
Pero aún habrían de surgir complicaciones. En una célebre ocasión, la línea principal quedó bloqueada durante unas cuantas horas porque un jefe militar de aquel lugar decidió asignar un tren blindado para escoltar un rebaño de reses, haciendo un paso paralelo al ferrocarril. Sin embargo, en general, y no de una manera espectacular, los trenes blindados tuvieron su justificación en las últimas etapas de la guerra.
Con el inicio de la I Guerra Mundial, los trenes blindados fueron utilizados en las campañas africanas y, de manera ocasional, en los frentes de Europa. Pero fue en Rusia, en la guerra civil que siguió a la revolución de 1917, cuando volvieron a estar justificados. Las tropas francesas e inglesas asentadas en Arkangelsk y Murmansk, como parte de las fuerzas internacionales que habían sido movilizadas para acabar con el nuevo régimen bolchevique, ensamblaron varios de esos trenes para patrullar sus propias líneas férreas, mientras que en los principales enfrentamientos entre bolcheviques y sus adversarios rusos ambas partes utilizaban trenes blindados. La guerra fue de una ferocidad terrible; en ella, algunos prisioneros fueron arrojados vivos al hogar de las locomotoras.
En el invierno de 1916, las tropas inglesas, transportadas en vagones arrastrados por una locomotora blindada, amontonan tierra. Los intensos bombardeos de la artillería destruyeron muchas locomotoras y ambas partes se vieron obligadas a la improvisación, ensamblando extraños vehículos híbridos como el que se muestra aquí.
Fue nuevamente en Rusia, con sus grandes extensiones, sus malas carreteras y su pésimo clima, donde los trenes blindados, durante la II Guerra Civil, se utilizaron masivamente. Aunque hubo mucho de improvisación, se desarrolló una formación estándar. Los trenes rusos, generalmente, estaban compuestos por una locomotora blindada flanqueada, a ambos lados, por camiones con cañones antiaéreos y también por un vehículo cubierto, que llevaba dos cañones terrestres y cuatro ametralladoras pesadas. Además les acompañaban cuatro vehículos de servicio, dos en cada extremo, que llevaban rieles, traviesas, extintores, gatos y otros materiales.
Estos trenes se utilizaban con frecuencia contra las fuerzas alemanas que sitiaban Odesa y Sebastopol, destruyendo aviones y tanques y hostigando las formaciones de infantería. A veces operaban dos trenes, uno cubriendo al otro. Muchos de ellos tuvieron una vida corta, pero otros iban de un frente a otro y sobrevivieron para formar parte en la gran ofensiva rusa. Uno de ellos, el llamado Klim Voroshilov, conducido por una mujer, tomó parte en la defensa de Rostov, Moscú y Stalingrado y más tarde fue enviado a apoyar la ofensiva del Ejército Rojo.
Los alemanes intentaron obstaculizar los trenes rusos destrozando la vía durante la retirada, una táctica que los rusos contrarrestaron equipando los trenes con largas hileras de cañones. También equiparon algunos trenes con bazookas.
En 1940, bajo la amenaza de la invasión, se montaron unos cuantos trenes blindados para apoyar la defensa de la costa inglesa. Incluso el ferrocarril de vía estrecha Romney, Hythe & Dymchurch contó con su diminuta Molloch. El tren, formado por una 4-8-2 blindada, dispuesta entre dos vagones armados, se mantenía con el vapor a punto las 24 horas del día.
Los trenes de los invasores
Los alemanes también utilizaron los trenes blindados en esta campaña; algunos de ellos estaban construidos en Alemania y otros se los habían arrebatado a los rusos. Uno de los vehículos utilizados por los invasores era el Sd Kfz 231, un coche de ocho ruedas que había sido pensado para circular tanto en carretera como sobre rieles.
También utilizaron los alemanes trenes blindados en Francia donde, en 1944, las guerrillas de los maquis suponían una grave amenaza, pues habían provocado varios descarrilamientos; los utilizaban para escoltar el tráfico ferroviario importante.
En Inglaterra, durante los primeros meses de la guerra, los trenes blindados estaban considerados como una línea vital de defensa contra una inesperada invasión alemana. En las fábricas de Ashford, se construyeron cuarenta trenes que iban armados con un cañón Hotchkiss y una ametralladora ligera. La LNER les suministró locomotoras ténder pequeñas, camufladas y provistas de cabinas blindadas que luego fueron distribuidas por las líneas costeras del sur y este del país.
Incluso en la costa sur, el ferrocarril Romney Hythe & Dymchurch, de 381 mm. de ancho de vía, tenía un tren blindado que era conducido por una brigada polaca expatriada. El que este ferrocarril tuviera un tren blindado se debió a que el Ministerio de Defensa, encargado de decidir qué líneas costeras debían contar con trenes blindados, había incluido dicho ferrocarril en su lista sin advertir que se trataba simplemente de una atracción turística.
Un tren blindado alemán estacionado en un talud ferroviario cercano a Helsinki, recuerdo de la intervención finlandesa en el conflicto entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. Rusia, con sus malas carreteras y sus grandes extensiones de terreno, era durante la II Guerra Civil el lugar idóneo para la utilización de los trenes blindados.
Ayudando al enemigo
Al comienzo de la guerra de los Boers, los trenes blindados ingleses estaban tripulados por oficiales militares más que por civiles, un acuerdo que a veces tuvo consecuencias desafortunadas.
Según el jefe del Departamento de los Ferrocarriles Militares del Ejército Británico "los trenes blindados estaban constantemente obedeciendo contra órdenes del Departamento de Tráfico, lo cual ocasionaba grandes retrasos. De hecho, en vez de ayudar a que el tráfico no fuera interrumpido por el enemigo, causaban más interrupciones que el propio enemigo."
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. 1997 - Madrid (España)

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